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Durante su gran semana de la moda y el espectáculo, París sigue siendo una fiesta

El desfile de Victoria’s Secret, la presentación del calendario Pirelli, la visita de estrellas del cine y la música y hasta una conferencia de Noam Chomsky fueron parte de los festejos este año


París es una de las capitales del mundo, categoría que ha sabido conservar por muchos años gracias a su oferta cultural. Si bien Londres y Nueva York tienen mucho que decir en cuanto al título de capital del mundo, París tiene ese algo indefinible —la gente lo llama encanto— que hace de la llamada ciudad luz un imán incluso para neoyorquinos y londinenses, quienes la siguen contemplando con anhelo.

Alto voltaje

La semana del 28 de noviembre al 6 de diciembre de este 2016 será recordada por mucho tiempo en París como la semana en la cual la ciudad se llenó de estrellas. Territorio fértil para los paparazzi, París está habituado a visitantes célebres en los que todo mundo pone los ojos. Sin embargo, en esa semana tuvieron lugar dos acontecimientos de alto voltaje que polarizaron la atención y llenaron las calles parisinas de celebridades: la presentación del Calendario Pirelli en su nueva faceta y el desfile anual de Victoria’s Secret.

Para nadie es un secreto el revuelo que cada año suscita la pasarela de angelitas de esta archiconocida firma de lencería. Una fama merecida que reúne al mundo de la moda, la música y la joyería en una misma noche. Sin ser alta costura o contar con un creador consagrado, el desfile de Victoria’s Secret es posiblemente el más visto en el mundo, pues logró alrededor de 12 millones de telespectadores en su mejor año. En esta edición fueron 54 modelos, las más importantes del momento, las convocadas para ponerse las alas de la sensualidad y desfilar en la imponente nave del Grand Palais. Atractivo show mediático por donde se lo vea, las 54 modelos fueron hospedadas en el Mandarin Oriental, un palace que vio su reputación catapultada al convertirse en el cuartel general de esta “tropa celeste”.

Taylor Hill, Gigi Hadid, Adriana Lima, Elsa Hosk, Josephine Skriver, Kendall Jenner por citar solo algunas, fueron durante algunos días imágenes omnipresentes en las redes sociales del deseo. Un tuit con tres de ellas y la torre Eiffel de fondo, generó en pocos minutos 10 mil vistas. Y sin embargo no fueron las únicas en acaparar las miradas. Lady Gaga, Bruno Mars y The Weekend conformaron el repertorio viviente que musicalizó el desfile. A esta densidad de celebridades hay que agregar el hecho de que un evento de tal magnitud forzosamente concita a un número de invitados importantes que ocupan la codiciada primera fila. Esto implica un notable despliegue de seguridad que añade relevancia a un evento de por sí importante. Un encuentro además largo, pues en realidad se trata de dos desfiles espaciados por un coctel y coronados por una fiesta desaforada a las 11 de la noche.

Pese al estado de emergencia que priva en Francia desde finales de 2015 por la latente amenaza terrorista, París vio cómo el Grand Palais se convirtió el 30 de noviembre en el foco de la atención mundial. Por ello, incluso el ejército fue desplegado para vigilar el inmueble, cerrando calles y formando literalmente un cerco. Hay que señalar también que la marca de lencería estadunidense presentaba el Fantasy Bra, un sostén con incrustaciones de piedras preciosas valuado en tres millones de dólares. En efecto, la inseguridad a veces tiene forma de diamante.

Calendario estelar

Pirelli se lanzó al mundo de los almanaques ilustrados en 1963; fue la filial británica de la marca la que tuvo la iniciativa de proponer un calendario ilustrado con fotografías de hermosas mujeres. Descontinuado en 1974, fue relanzado 10 años después y hasta la fecha sigue vigente. Su fama es tal que hoy es conocido simplemente como “The Cal”. Desde la edición anterior se decidió prescindir del espíritu erótico del calendario para hacerlo más artístico y menos artificial. La edición de este año fue realizada por el fotógrafo alemán Peter Lindbergh, nada inusual pues siempre son fotógrafos vinculados a la moda quienes toman las imágenes. La sorpresa en realidad fueron las modelos, pues se convocó a una élite de actrices consagradas: Kate Winslet, Rooney Mara, Lupita Nyong’o, Lea Seydoux, Helen Mirren, Zhang Ziyi, Uma Thurman, Penélope Cruz, Alicia Vikander, Julianne Moore, Robin Wright, Jessica Chastain, Charlotte Rampling y Nicole Kidman.

De nueva cuenta, París fue la sede donde “The Cal 2017” fue presentado en medio de un fasto digno de Hollywood. La titánica Cité du Cinéma decoró el 29 de noviembre uno de sus estudios cinematográficos para acoger una cena de gala y una fiesta memorable, pues no todos los días se logra congregar a tan nutrido grupo de estrellas. Y si bien no estaban todas hospedadas en el mismo hotel, como las angelitas de Victoria’s Secret, cada una por su parte generó un revuelo similar, una nube de cazadores de autógrafos mayor y un escudo policiaco semejante. Los barrios céntricos de la capital se convirtieron durante unos días en zona de tránsito controlado. El llamado Triángulo de Oro con sus bares y costosos restaurantes hicieron su agosto en noviembre. L'Avenue, el Pershing Hall, Le Mathis y Le Baron se llenaron de espacios VIP o de plano fueron privatizados para atender a los clientes especiales. Aunque ninguno tuvo el éxito del bar del Hotel Costes, ubicado a unos pasos de donde se hospedaban las modelos.

El desfile de Victoria’s Secret no fue el único que tuvo lugar en esos días. A la sombra de este leviatán mediático, tuvo lugar un desfile que forzosamente se volvió discreto pues se desarrolló el mismo día. Pierre Cardin celebró 70 años de trayectoria con una pasarela antológica de 70 siluetas clásicas hechas por él durante su carrera. No hubo modelos sensuales ni se trató de un show impactante. Sin embargo, el distinguido Institut de France, del que Cardin forma parte, abrió una de sus salas por primera vez a la moda para permitir la realización de este homenaje. Si bien la intención era hacer notar que Pierre Cardin ya forma parte de la historia de Francia, resulta irónico que un revolucionario de la moda como él celebrara esta fecha en un sitio más bien conservador.

Por otra parte, el hecho de que en París coincidieran varios clientes triple A, indujo a que toda marca de moda aprovechara este río revuelto de peces gordos. Desfiles intimistas, como antaño, y cenas privadas florecieron de buenas a primeras a cualquier hora del día. Chanel, Dior, Givenchy, Balmain no dejaron pasaran la oportunidad y lanzaron sus redes.

El ala cultural

Por supuesto la cultura tiene siempre un calendario fuerte en París, por aquí pasan los grandes y los muy grandes. La fundación Cy Twombly y el Centro Pompidou inauguraron el día 28 para los VIP y el 29 para los IP, la magna exposición sobre el pintor y escultor estadunidense. Con 140 obras, es una las exposiciones más completas de este maestro del arte abstracto.

En cuestiones menos festivas, pero muy seguidas por el mundo intelectual, Noam Chomsky recibió la medalla de oro de la Sociedad Internacional de Filología en la embajada de Bélgica. Muy a su estilo, el activista estadunidense decidió presentarse en público para un intercambio de impresiones con sus lectores. Lejos de las luces del Grand Palais, pero con casa llena, esta personalidad de la lingüística contribuyó con su gota de aceite a que el engranaje de ese motor mundial llamado París siguiera girando.

Tal vez el nombre de Iolanda Cristina Gigliotti no diga gran cosa. Sin embargo, en Francia lo dice todo, pues es el nombre verdadero de una las cantantes más emblemáticas de la chanson française: Dalida. Nacida en el Reino de Egipto en 1933, de padres italianos y radicada en Francia desde 1954, su vida ha pasado a los ámbitos del mito. La semana más movida del año en París vio cómo la première de la película Dalida sacudía los cimientos del teatro Olympia. Alfombra roja doble ancho para esta première que reunió a la créme de la créme del cine y la farándula franceses. Si bien la historia de la cantante de Parole, parole es trágica —suicidio por sobredosis de somníferos a los 54 años—, la celebración en el Olympia no lo fue, y se prolongó hasta la madrugada, reafirmando eso que Hemingway tanto pregonó hace décadas: que pese a todo, París es una fiesta.

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