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De tarde en tarde
hacen su paseo
y en alguna escala del camino
se detienen a observarnos
Muy quietas salen sus medias lunas de los arbustos
y no temen sus lenguas las espinas de breña
donde pacen
Mejor es no acercarse
ver sus ojos
sus ojos
los rostros de estas vacas que rumian mientras
nos observan
e insisten en mirarnos
Asombro de una acción contemplativa
que las lleva a correr
si intentamos tocarlas