Grupitos de niñas con labios teñidos y uniformes rojos miran los stands de lejos, casi no se detienen a agarrar libros porque sus ojos persiguen los rostros de la manada de niños que, como ellas, quieren intercambiar miradas, cuentas de facebook o whatsapp. Son adolescentes. A la FIL también se viene a ligar.
A los de secundaria los trajeron para hacer tarea, encontrar un libro o escribir un ensayo de la FIL; otros vienen cada año "como una excursión" y otros, la mayoría universitarios, a comprar títulos de novelas como Fahrenheit 9/11 o El señor de los anillos. Pero cuando uno les pregunta qué es lo que más les gusta de la Feria, todos responden: las chavas, los chavos.
En la explanada que divide el área de editoriales internacionales y la de nacionales, los adolescentes se reúnen en grupitos. Algunos miran sus compras, libros de ciencia ficción o cómics; la mayoría observa el paso de alumnos de otras escuelas que identifican por el color del uniforme.
Sánchez, como le dicen sus amigos de la prepa San Martín, es el experto en ligar. Esperan a que pase un grupito de "muchachas" y él les grita: "Oye, amiga, la del pelo bonito".
"Nos gustaron las muchachas", dicen en coro los otros ocho adolescentes de uniformes rojos de franjas blancas. Dicen que Sánchez atrae la atención del grupo de niñas y el resto se acerca "a hablar con las amigas". Pero ninguno logró llevarse teléfonos o whatsapps, "nomás puro platicar", dice Pedro.
Un grupo de niñas de secundaria también dice que vinieron a ver niños. "Lo que pasa es que están de todas las escuelas, algunos sí los conocemos pero otros son como de los más guapitos", dice Ana, de lentes y cabello rizado. La niñas, con suéteres verdes, faldas grises y calcetas blancas, dicen que los de las escuelas privadas casi no se ven por su secundaria, "por eso aprovechamos".
En una orilla, cuatro universitarios descansan en el suelo: dos juegan ajedrez y otros dos leen. Son estudiantes de ingeniería en sistemas computacionales; aunque hablan de la literatura que les interesa, aceptan que vienen a ver chicas.
"Hay mucha juventud, jóvenes de nuestra edad que ya tenemos nuestros libros y buscamos otras cosas que nos llaman la atención como revistas o editoriales (...) Y también (venimos) a ver a las compañeras, claro, para eso no hay edad", dice Juan.
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