Cientos de personas recibieron al Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica en lo que será la última noche que pernocte en la Ciudad de México.
El pontífice descendió del "mini-papamóvil" y nuevamente se acercó para bendecir y tocar las cabezas de varias personas enfermas o en silla de ruedas.
Todos piden que les bendiga, mientras él toca sus caras, sus manos, dialoga con un niño que ha tomado y besado la cruz que cuelga del pecho, mientras su personal de seguridad reciben más presentes.
En el cruce de Barranca del Muerto e Insurgentes Sur, tanto en dirección norte como sur, niños, jóvenes, adultos y personas adultas mayores entonan el “Cielito Lindo” al pontífice, luego de su visita a Morelia, Michoacán.
Las medidas de seguridad se han reforzado en calles aledañas a la nunciatura apostólica, lo cual es aprovechado por vendedores ambulantes que ofertan recuerdos, ante la nutrida presencia de los fieles.
Llama la atención que la noche de este martes se incrementó de manera considerable el número de personas que tienen el deseo de ver aunque sea por unos instantes al Papa Francisco, quien este miércoles concluye su visita a México.
Los asistentes ondean banderas del Vaticano, globos e incluso cuadros con la imagen de la Virgen de Guadalupe, con la esperanza que el Papa a lo lejos bendiga los objetos que portan.
Elementos de las secretarías de Marina, de la Defensa Nacional, de la Policía Federal y de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, cuidan que se mantenga el orden y con tono amable invitan a los asistentes a pegarse a las vallas y no obstruir el paso de peatones.
El alumbrado público de la Avenida de los Insurgentes da un marco especial a ese lugar, por el cual ha transitado el pontífice durante su vista a México, la cual quedará marcada en el pensamiento de quienes tuvieron la oportunidad de observarlo, aunque sea a cinco o seis metros de distancia.
TAGS RELACIONADOS:
