El día de hoy en Tàrrega, España, se estrena el espectáculo Algo de mí, algo de ti, que el colectivo teatral mexicano Carretera 45 ha preparado en esa ciudad catalana desde hace un par de meses por invitación de la Fira Tàrrega, que comandan Jordi Durán y Oriol Martí, el festival más importante en Iberoamérica especializado en artes de calle. Durante cuatro días, esta pequeña localidad se convierte en el punto de confluencia de disciplinas de calle que modifican el transcurrir cotidiano y ponen gozosamente de cabeza a la población.
Algo de mí, algo de ti, creación de Antonio Zúñiga, es una intervención que vincula al elenco profesional de Carretera 45 con vecinos de los lugares donde se presenta, a partir de la boda cristiana y de elementos ficcionales que parten de las Bodas de sangre de García Lorca y algunos poemas de Octavio Paz, entreverados con testimonios de personas reales, no artistas, que cuentan sus historias vinculadas al rito. Música, bailes, sonidos típicos de las calles de entrambas aguas (España y México) se cruzan en este intercambio cultural que Zúñiga explica en breve entrevista que Notivox logró a través de apresurado chat.
“Yo creo, y cada día lo creo más, que teatro lo podemos hacer todos; cualquiera que lo quiera hacer lo puede hacer. Hacerlo bien o mal debe ser cada día menos el motivo de su montaje, de su realización. Que esa aurora en la que ha estado sumergido el teatro, sobre todo desde las vanguardias, desde la era de la especialización, ha puesto al teatro en un lugar preponderante de las artes, pero alejado de la gente. Con dispositivos sofisticados en la búsqueda de excelencias artísticas, el teatro se ha alejado de la población. No me refiero del público, sino de la gente de a pie, de los vecinos, de la gente real, de la gente que, por otro lado, no necesita al teatro, pero a la que , al contrario, el teatro si necesita. No me refiero a la masa sino a la gente que vive en comunidad, en el barrio.
“Buscamos lo simple que es conectar, hacer que unos vean a los demás y compartan experiencias, roles, vidas, momentos, oficios y capacidades. En Algo de mí, algo de ti hay un dispositivo donde transitan cinco actores profesionales con un grupo de personas, vecinos de Tàrrega (podrían ser de un barrio de cualquier parte del mundo). No se les pide a los no actores que actúen bien, sino que jueguen dentro del dispositivo. Eso es lo que ponemos sobre la mesa para compartir con la gente. Ellos saben unas cosas, nosotros otras, y solo las compartimos. No las hacemos chocar, sino convivir para narrar”.
