Vincular la ciencia con la cultura es una tarea pendiente y fundamental en nuestras sociedades, no solo porque nos permite conocer nuestro entorno, sino porque nos ayuda a comprender que lo específicamente humano; no representa una separación de la naturaleza, sino que es nuestra naturaleza, como afirma el científico italiano Carlo Rovelli. "Es una forma que ha adoptado la naturaleza en nuestro planeta, en el juego infinito de sus combinaciones, de sus mutuas correlaciones entre sus partes".
¿Qué tan lejos estamos de comprender que la ciencia es una herramienta fundamental para entender nuestro interior, nuestra cultura y nuestra vida? "Creo que los aspectos culturales de la ciencia han sido muy a menudo descuidados, que están desatendidos y abandonados", dice Rovelli en entrevista con MILENIO. "La ciencia", agrega a propósito de la publicación en español de su libro Siete breves lecciones de física (Anagrama, 2016), "no es solo un medio para resolver problemas, sino que nos permite adquirir una visión del mundo. La ciencia debe integrarse con el resto de lo que entendemos por cultura, ya que es parte de ella. Creo que debe ser enseñada en ese sentido, y para ello debería impartirse de forma mucho más interesante y debería haber más esfuerzo en ello".
Las lecciones que ofrece Rovelli van de la mecánica cuántica a la comprensión básica del cosmos y la arquitectura del universo, las partículas elementales, los agujeros negros y la más "hermosa de las teorías": la de la relatividad de Albert Einstein, "obra maestra absoluta", como la califica Rovelli, y "que nos abre a una nueva mirada al mundo".
Por desgracia, como expone Rovelli, "fuera de un pequeño grupo de científicos dentro del cual Einstein y su teoría es bien comprendido, su obra no ha sido bien entendida, y por ello es necesario acercarla al gran público".
Lamenta que el desarrollo, estudio y difusión de la ciencia hayan estado relacionadas, equivocadamente, con el desarrollo de la tecnología, en especial la militar. "Siempre ha sido así, a lo largo de nuestra historia. Arquímedes ayudó a su ciudad a defenderse de los conquistadores romanos, infructuosamente. Pero no es la aplicación de la ciencia a la guerra lo que está mal. En realidad creo que es hacer la guerra lo que es estúpido. Si todos fuéramos un poquito más racionales no seríamos tan estúpidos".
Miembro de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia, Rovelli (Verona, 1956) aclara que la arquitectura del cosmos no es un espejo de nuestro pequeño mundo. "Yo no creo que haya muchas similitudes entre el cosmos en un sentido amplio y nuestro pequeño mundo. Por regla general nos gusta encontrar similitudes, pero en realidad hay solo vagas analogías. El cosmos es mucho más rico que nuestra pequeña realidad", asegura.
El científico observa que nuestro mundo y nuestro sistema solar no van a terminar colándose por un agujero negro: "Hay muchos agujeros negros en el universo", admite, "pero nosotros no estamos cerca de ninguno, y el Sol es muy pequeño como para formar uno".
Desde su punto de vista, "lo que todavía no conocemos es mucho mayor que lo que conocemos. Así ha sido siempre y no veo alguna razón para pensar que estamos al final del conocimiento. Esto quiere decir que hay un montón de preguntas sin resolver en el mundo".
¿Qué tipo de nuevas teorías científicas cree que aparecerán en un futuro cercano? "Lo que me parece es que los principales descubrimientos venideros tendrán que ver con la gravedad cuántica y el estudio de cómo trabaja nuestro cerebro", observa, y remata: "En el límite de lo que sabemos, en contacto con el océano de cuanto no sabemos, brillan el misterio y la belleza del mundo, y nos dejan sin aliento".