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“Venta de packs, nueva forma de disfrutar la sexualidad”

Para Mel, abre la posibilidad de la sensualidad y el autoconocimiento, pues no solo es compartir las imágenes sino de “que las mujeres se acepten tal y como son”.

La venta de “packs” o “nudes” se ha convertido en una forma novedosa de expresar la sexualidad, con una mayor libertad para las mujeres, buscando sus mejores ángulos para hacer notar sus curvas.

A través de distintas aplicaciones, estas fotos llegan a costar hasta mil 700 pesos por usuario, aunque el precio se fija en dólares, ya que las plataformas que ofrecen una mayor seguridad tienen su origen en Estados Unidos. El intercambio de imágenes íntimas también se ha convertido en una nueva forma de disfrutar de la sexualidad, de expresar el amor y se ha vuelto un “coqueteo” con tintes de sensualidad, que abre un nuevo camino hacia el autoconocimiento y la autoexploración.

​Para Mel, desde hace casi año se ha vuelto parte de su día a día luego de que “colgara” una foto en Twitter, en el marco de su cumpleaños, desde entonces comenzó a compartir material íntimo y poco a poco le ha encontrado otros significados.

Con experiencia en el mundo del modelaje y con una presencia importante en esta red social, este camino comenzó con el manejo de cuentas, entre ellas, la de una famosa marca de condones; al paso de unos meses llegó la maternidad y con ello se enfrentó al estigma de que “la madre es toda pureza, amabilidad y amor puro”.

Como una forma de reivindicación y de derrumbar estos estereotipos, empezó a compartir imágenes con contenido erótico; pero no explícito. En febrero de 2019 soltó esa primera imagen y con el paso del tiempo incluso ha asesorado a otras mujeres que buscan compartir imágenes eróticas o material ya sea video, gifs y audios, entre otros.

Señala que su público es muy específico, ya que intervienen factores como la edad, su maternidad y sus características físicas, pero afirma que quien se dedica a vender este contenido a través de páginas, también enfrenta un riego pues no existe un control o la forma de poner ciertos filtros.

“En especial me fijo cuál es el contenido de las redes sociales de las personas que me piden información para ser mis colaboradores, no le doy a cualquiera; pero también tengo una donde vendo y ahí hago cajitas de imágenes, casi no comercializo video, en donde no tengo control, compra el que quiere, pero no meto el mismo contenido que en donde tengo confianza”.

El precio de estas fotos varía de acuerdo con el número que integre el paquete o caja, mientras que las plataformas absorben cierto porcentaje; por ejemplo, un “pack” de 12 imágenes puede costar en promedio 10 dólares, y la plataforma la vende en 15.

“Tengo costos muy bajos porque me gusta hacerlo, no lo hago realmente por el negocio, hay chicas que por 12 fotos cobran mil 700 pesos, pero esas las entregan vía WhatsApp al cliente y se las queda. Yo no, solo pido una cooperación para que siga produciendo material, es un intercambio, mientras exista esa contribución se sigue elaborando. Ellos me depositan y yo sigo haciendo material que se va actualizando en sus carpetas, es decir, por el mismo costo que pagaron en enero siguen teniendo hasta agosto”.

Las posibilidades para compartir este material son muchas, como WhatsApp o Snapchat, donde alcanzan precios que rondan 200 o 500 pesos por mes, con la entrega de dos a cinco fotografías por día, pero ese material se borra, con cláusulas como cero capturas de pantalla.

El costo también se fija si el material que es con o sin rostro, pues aquellas en las que se ve la identidad de la persona tienen un precio más elevado, pues a “la gente le gusta ver más a la persona que una parte del cuerpo”.

Con este ejercicio, añadió, se abren las posibilidades de la sensualidad y el autoconocimiento, pues no solo se trata de compartir las imágenes sino que las mujeres se acepten como son y que aprendan a sacarle provecho a sus habilidades, mostrando las partes que más les gusten de sus cuerpos.

A través de “La Cochinada”, su plataforma para compartir este contenido, busca hacerse de personas interesadas, en donde también acepta regalos y como una forma de agradecimiento comparte un paquete diseñado exclusivamente.

“Cuando empecé a hacer material erótico cuidaba mucho mis poses, que no se vea la estría, que no se vea la pancita, que no tengo mucha pompi, siempre buscando la estética establecida en la sociedad, pero varios de mis colaboradores me pedían que me viera más natural, sin maquillaje o con la ropa de diario”.

Los sectores que tienen un consumo mayor de estos productos son los mayores de 30 años, ya que tiene cierto poder adquisitivo y buscan “fotos a la medida”, con sus propios gustos, mientras que los jóvenes desafortunadamente caen en prácticas como el difundir el material e incluso en ocasiones sin su consentimiento.

MMCF

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Monserrat Mata
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  • Reportera en Notivox Estado de México desde 2016, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMex. Escribo sobre Salud, Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente.
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