Comunidad

Hombre salió de paseo en 1945 y nunca volvió. Sus restos llegan a casa 75 años después

La última vez que vieron a Giichi Matsumura fue a finales de la Segunda Guerra Mundial. El hombre fue enterrado junto a su esposa 75 años después de su desaparición en la Sierra Nevada.

Cuando Giichi Matsumura llegó al cementerio Woodlawn, en Santa Mónica, las personas que mejor lo conocían antes de su desaparición en 1945, ya estaban allí. Su esposa Ito había llorado durante 60 años. El matrimonio por fin pudo reunirse, aunque en la eternidad. 

Ito fue enterrada en el mismo sitio en 2005, y más tarde su hija Kazue, quien murió en 2018, al igual que otros familiares que descansan en el mismo sitio.   

La última vez que vieron a Giichi con vida fue en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, en el campo de internamiento de Manzanar, uno de los diez donde el gobierno de Estados Unidos retuvo a 110 mil personas de ascendencia japonesa durante más de tres años, alegando (sin pruebas) que podrían traicionar al país en la guerra.

3[Familiares de Giichi Matsumura orando frente a su tumba. Foto: AP]

En el verano de 1945, Matsumura salió del campamento a la cercana Sierra Nevada y nunca regresó. Sus cuerpo quedó enterrado durante décadas en una tumba solitaria en la ladera de una montaña.

Su regreso a casa 75 años después, sucedió cuando un excursionista del monte Williamson se desvió de la ruta cerca de un lago y vio una calavera en las rocas. Él y su compañero descubrieron un esqueleto completo debajo de bloques de granito.

Era 2019, y el deber de traerlo de regreso recayó en una nieta nacida décadas después de la muerte de Giichi Matsumura.

Lori Matsumura nunca esperó desempeñar ese papel. Sabía de la desafortunada muerte de su abuelo, pero no era algo en lo que pensara a menudo. 

Un día, un sargento del condado de Inyo llamó por teléfono y pidió una muestra de ADN para ver si los huesos desenterrados pertenecían a su abuelo, el único prisionero de Manzanar que murió en las montañas.

“Fue una completa sorpresa cuando recibí una llamada del sheriff”, dijo Lori. “Hubo historias que me contó mi abuela sobre la muerte de su esposo en la montaña. Para mí eran historias y no era la realidad. Pero luego el sheriff llamó y se hizo realidad".

Esa conversación la puso en el primer paso de una misión para reunir a sus antepasados, un viaje que la despertó a una historia con la que había crecido desde niña. 

Los prisioneros japoneses de EU

Hasta que Estados Unidos entró en la Segunda Guerra Mundial después del bombardeo de Pearl Harbor, Giichi Matsumura y su familia vivieron lo que parecía una vida tranquila en el frondoso oasis del Cañón de Santa Mónica, un refugio para artistas y estrellas del viejo Hollywood.

Nacido en la prefectura de Fukui en la costa del Mar de Japón, emigró a los Estados Unidos en 1916 y llegó a San Francisco en un barco de vapor con una sola maleta. Su padre ya estaba allí, trabajando como jardinero de una familia de ascendencia mexicana. 

La esposa de Giichi, Ito, llegó de Kioto en 1924, según los registros del censo de Estados Unidos. La pareja tuvo cuatro hijos nacidos en el país: los hijos Masaru, Tsutomo y Uwao, y una hija, Kazue, la menor. 

Un día, Giichi Matsumura se inscribió en el reclutamiento de la Primera Guerra Mundial. Cinco días después, el presidente Franklin Roosevelt emitió una orden ejecutiva que obligaría a las personas de ascendencia japonesa en la costa oeste a los campos de prisionerosSegún una orden del 20 de abril de 1942, la familia Matsumura tenía aproximadamente una semana para dejar atrás su vida en el cañón.

El hombre tuvo que regalar su auto y solo se les permitió llevar una maleta al campamento. Manzanar se convirtió rápidamente en el hogar de 10 mil personas de ascendencia japonesa, dos tercios de los cuales eran ciudadanos estadounidenses que vivían en barracones estrechos.

Estas chozas estaban tan mal construidas que los vientos frecuentes arrastraban arena a través de las grietas de las paredes y los pisos. No había aislamiento, lo que hacía insoportables los veranos abrasadores y los inviernos gélidos.

Giichi Matsumura trabajaba como cocinero. En su tiempo libre pintó acuarelas, capturando la torre de vigilancia, los cuarteles y el monte Williamson, el segundo pico más alto de California.

1[Pintura realizada por Matsumura. Foto: AP]

Giichi Matsumura dejó el campamento el 29 de julio de 1945 y se dirigió hacia ese pico con un grupo de pescadores de truchas para una excursión de varios días. Planeaba dibujar y pintar.

Los prisioneros habían podido abandonar el campo seis meses antes, pero quedaban unos 4 mil internos. Muchos, como los Matsumura, no tenían adónde ir o temían represalias racistas en lugares que alguna vez llamaron hogar.

Su esposa Ito no quería que se fuera de viaje. Ella temía que se detuviera a pintar y se perdieraEl 2 de agosto, Matsumura se detuvo a pintar mientras otros pescaban. Cuando se desató una tormenta, algunos se refugiaron en una cueva pero no pudieron encontrar a Giichi y regresaron al campamento, esperando que se dirigiera allí.

Se desconoce exactamente qué le sucedió a Giichi Matsumura. Una de sus hijas escuchó que su padre resbaló sobre rocas mojadas y se golpeó en la cabeza. Su desaparición se produjo cuatro días antes de que Estados Unidos lanzara la bomba atómica sobre Hiroshima que aceleraría la rendición japonesa.

Tres grupos lo buscaron en las siguientes semanas, pero sólo encontraron su suéter.

2[Familiares ante los restos de Giichi Matsumura. Foto: AP]

Aproximadamente un mes después, unos excursionistas encontraron su cuerpo y la familia, al no tener manera de devolverlo a la ciudad, lo envolvieron con una sábana y lo enterraron bajo unas rocas de granito en la montaña con una inscripción en japonés que decía: "Descansa en paz".

El grupo regresó con mechones de cabello y uñas cortadas, una tradición budista para un cuerpo que no podía ser devuelto. La tumba permaneció oculta en el bosque durante décadas, lejos de la familia y amigos de Matsumura hasta que en 2019, un grupo de visitantes la encontraron y dieron aviso a las autoridades

Perdido una vez, encontrado dos veces

La tumba no era muy conocida, por lo que inicialmente parecía un misterio cuando los excursionistas la desenterraron el 7 de octubre de 2019. Los oficiales de la Oficina del Sheriff del condado de Inyo volaron en helicóptero para recuperar los restos.

Cuando los guardabosques e historiadores de Manzanar se enteraron, tuvieron la corazonada de quién era. Después de consultar a sus descendientes, decidieron que debería ser incinerado y enterrado con su esposa. Su nombre ya estaba en la lápida, los recortes de uñas de los pies y el cabello enterrados con ella.

4[El sitio donde descansa el matrimonio. Foto: AP]

Su nieta, Lori, tuvo que firmar el papeleo modificando el certificado de defunción de un entierro a una cremación. Sobre una camilla cubierta con sábanas vio los restos del abuelo que nunca había conocidoEl esqueleto estaba dispuesto en orden. El cráneo estaba blanqueado, probablemente por la exposición al sol. Las costillas, la columna vertebral y las articulaciones se tiñeron de un tono marrón.

Además había un rollo de hilo de pescar, los restos de una navaja oxidada y dos botones encontrados con los huesos. Un par de zapatos y un cinturón que había usado estaban al lado de los huesos de la pierna.

El 21 de diciembre, Lori, sus hermanos, Wayne y Clyde, junto con otros familiares, llevaron las cenizas a un funeral en Woodlawn, a una cuadra de donde crecieron.

Perdido una vez y encontrado dos veces, ahora era el momento de enterrar adecuadamente a Giichi Matsumura.

​evr

Google news logo
Síguenos en
Agencia AP
  • Agencia AP
  • Agencia de noticias e información que recoge y analiza lo que acontece en el mundo.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.