Al fondo del histórico bosque de la colonia Futuro Nogalar, de San Nicolás, la biblioteca pública está cubierta de maleza y su acervo ha sido saqueado. En la colonia Mixcoac, ahora en Apodaca, los vecinos han pedido hacer “otra cosa” con la biblioteca clausurada.
Son solo dos ejemplos de la situación que viven las bibliotecas públicas en Nuevo León, donde las autoridades municipales prevén el cierre de estos espacios para destinarlas al combate a la delincuencia.
La Red Estatal de Bibliotecas ha recibido en lo que va del año 14 peticiones para desalojo del acervo bibliográfico de los espacios, 4 por San Nicolás y 10 en Apodaca. Además, está pendiente una solicitud de Guadalupe, tentativamente con 4 bibliotecas.
“Ellos (los tres municipios) nos han dado el anuncio de que vayamos a recoger las colecciones, los acervos que tienen. Pareciera una pequeña ola, donde seguro vendrán más municipios”, comenta Ángel Barroso Correa, designado como coordinador de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas en diciembre de 2018.
Datos proporcionados por la página electrónica de la Dirección General de Bibliotecas (DGB) indica que Nuevo León cuenta con 313 bibliotecas públicas, de las cuales 264 se encuentran operando.
Además, el Sistema de Información Cultural (SIC) indica en su portal digital que del total de espacios adscritos a la DGB, el municipio de Monterrey lidera la lista con 68.
“Años cerrada”
El parque de la colonia Futuro Nogalar es reducto del antiguo bosque que sirvió de campamento al ejército de Estados Unidos en su invasión a Monterrey en 1846.
A un costado del parque nicolaíta se encuentra el Jardín de Niños “Ing. Esteban Rock”, a donde Armando Velázquez acude a recoger a su nieto. La biblioteca pública de Futuro Nogalar tiene “años cerrada”, alude el vecino, pero eso no ha evitado que curiosos entren a sacar mobiliario y libros.
“Hemos visto como se meten jóvenes y se llevan los muebles, también los libros. Tiene mucho tiempo que no funciona, es de varios años”, comenta.
Muy cerca de ahí, en la colonia Francisco Garza Sada, hay un caso similar. La biblioteca pública ubicada sobre la calle Pirineos tiene cerrada algún tiempo, aunque los vecinos no saben precisar cuánto.
Ambas forman parte de la notificación hecha por el municipio de San Nicolás a la Biblioteca Central por el cambio de uso en 4 de los espacios similares.
“Que hagan otra cosa”
En la colonia Mixcoac, en Apodaca, la biblioteca de barrio luce en buen estado. De no ser porque los vecinos señalan que tiene “tiempo” cerrada, parecería que el espacio brinda servicio a la comunidad.
Pero no es así, el espacio en desuso ya ha sido reportado por los vecinos a la autoridad municipal, según señalan. Quieren que sirva para otra cosa, para dar cursos o como caseta de vigilancia, pero que ya no esté abandonado.
“Ya hemos enviado oficios para que la cambien, que nos den cursos de manualidades o computación, pero que ya hagan otra cosa ahí”, comenta una vecina, quien no ofreció su nombre.
Mientras que en la antigua Hacienda San Miguel, ahora convertida en una pintoresca colonia en Apodaca, la biblioteca es más una bodega donde se almacenan libros, pero también toda clase de mobiliario.
Son dos ejemplos de las 10 bibliotecas públicas que Apodaca decidió cambiar de vocación, según informa la Red Estatal de Bibliotecas, institución que ha girado oficios a los alcaldes tratando de revertir la situación.
“Tienen la idea que la mayoría de estos espacios que ocupan las bibliotecas municipales se conviertan en casetas de vigilancia, que al final es un tema de reacción donde seguramente servirá de algo, pero no solucionará el problema de raíz”, cuestiona Ángel Barroso Correa, también director de la Biblioteca Central "Fray Servando Teresa de Mier".
Esta situación contrasta con la cruzada federal por el fomento a la lectura, lanzada por instituciones como la Secretaría de Educación Pública, la Dirección General de Bibliotecas y hasta el Fondo de Cultura Económica.
“Es hacer un llamado enérgico a los alcaldes para que hagan el mayor esfuerzo por mantenerlas. Claro, que pongan casetas de vigilancia pero en nuevos espacios y que los espacios culturales los mantengan y los espacios de lectura los fomenten, no los cierren”, añade el funcionario estatal.
El llamado
Esta situación contrasta con la cruzada federal por el fomento a la lectura, lanzada por instituciones como la Secretaría de Educación Pública, la Dirección General de Bibliotecas y hasta el Fondo de Cultura Económica.
“Es hacer un llamado enérgico a los alcaldes para que hagan el mayor esfuerzo por mantenerlas”, añade el funcionario estatal.